sábado, 27 de agosto de 2011


Mas allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias alos dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias,
nunca me he lamentado
ni pestañeado
sometidos a los golpes del destino.
Mi cabeza ensangrentada,
pero erguida.
mas allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal, 
cuán cargada de castigos la sentencia, 
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

William E. Henley

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